Por: Dra. GABRIELA SODI* y Dr. Eduardo Carreón*
En 2015, cuando la expresión aldea digital apenas comenzaba a insinuarse y la inteligencia artificial no ocupaba aún el centro del debate público, en EDUCA se formuló una pregunta incómoda y necesaria:
¿qué tipo de ser humano estamos formando en una era profundamente tecnológica?
No era un ejercicio de futurología.
Era una lectura responsable del presente.
Mientras la discusión educativa se concentraba en cobertura, plataformas y modernización administrativa, el Modelo de Inteligencia EDUCA DotCom colocó el eje en otro lugar: la persona, su estructura interna de conocimiento y la relación ética entre tecnología, educación y sociedad.
La persona completa: una base olvidada
Hace diez años, EDUCA hablaba ya de la persona completa, retomando con rigor la propuesta de Stephen R. Covey y dialogando con las inteligencias múltiples de Howard Gardner. No como discurso aspiracional, sino como arquitectura real del desarrollo humano.
Cuerpo, mente, emoción y espíritu no podían seguir siendo compartimentos aislados.
Formar habilidades sin valores, información sin comprensión o tecnología sin sentido era —y sigue siendo— una forma silenciosa de exclusión.
La aldea digital y la batalla por la atención
El libro advertía tempranamente la consolidación de una aldea digital dominada por la inmediatez, la imagen y el consumo constante de contenidos. Tutoriales, influencers, memes y noticias falsas no eran fenómenos anecdóticos, sino competidores directos del sistema educativo.
La educación dejó de competir contra la ignorancia.
Comenzó a competir contra la economía de la atención.
Internet era reconocida como una llave poderosa, pero EDUCA fue claro desde entonces: no toda llave abre una puerta formativa. De ahí la propuesta de profesionalizar la internet de manera responsable, ofreciendo educación digital competente, con estructura, ética y reconocimiento oficial.
Memoria, conocimiento y el riesgo de delegar el saber
Uno de los aportes más profundos del Modelo EDUCA DotCom fue su lectura epistemológica del aprendizaje: la distinción entre memoria RAM y memoria SRAM.
La primera permite la actualización inmediata; es útil para la adaptación rápida y la sobrevivencia.
La segunda constituye la base estructural del conocimiento: los datos duros, los arquetipos, la raíz que sostiene la comprensión, la síntesis y la creación.
El texto advertía un riesgo que hoy es central: delegar la memoria dura a la tecnología, y ahora, a la inteligencia artificial. Cuando el ser humano deja de comprender y solo accede, pierde algo más que información: pierde criterio, identidad y dirección.
Educación digital competente: no más contenidos, mejores procesos
EDUCA no propuso acumular información, sino ordenar el conocimiento.
Memoria → Comprensión → Síntesis → Creatividad.
El destino último de la educación no era la repetición ni el almacenamiento de datos, sino la creación: la generación de saber concreto nuevo, como ocurre en las artes y en la ciencia, cuando el conocimiento ha sido verdaderamente interiorizado.
Por ello, el modelo apostó por una educación situada, donde la región se convierte en proyecto, y el proyecto en desarrollo. Una educación capaz de transformar el conocimiento empírico en valor social, económico y cultural, con reconocimiento formal y sentido humano.
Educación, ciudadanía y humanidad
Hace una década, EDUCA también fue contundente en algo que hoy vuelve a ser urgente: educar es un acto ético y social. No en un sentido ideológico, sino en el compromiso profundo de formar ciudadanos conscientes, capaces de comprender su contexto, ejercer sus derechos y fortalecer el tejido social.
Una educación que no forma humanidad —aunque sea tecnológicamente avanzada— fracasa en su propósito esencial.
No era profecía, era responsabilidad
Leído desde hoy, el texto de 2015 puede parecer profético.
Pero no lo es.
Es el resultado de tomarse en serio al ser humano, a la educación y al momento histórico que se estaba viviendo. De entender que la tecnología avanzaría más rápido que nuestras estructuras educativas y que, sin una base filosófica y axiológica sólida, el conocimiento perdería profundidad.
Diez años después, muchas de aquellas advertencias son realidad.
Y muchas de aquellas ideas siguen siendo necesarias.
Es tiempo de resetear.
Es tiempo de darle inteligencia a la internet.
Es tiempo de volver a lo humano.
—
EDUCA · Modelo de Inteligencia DotCom
*Creadores del Modelo Inteligencia Educa

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